ARAS: misión, visión y valores de nuestra agencia
La COVID-19 nos ha dado la vuelta a todos, como planeta y como individuos. Haber perdido a alguien es la consecuencia más grave de la enfermedad. Pero como mínimo, a todos nos han cambiado los ritmos, los tiempos, la manera de relacionarnos con los demás, quizá hasta la manera de pensar sobre algunos asuntos, y la manera de actuar.
En muchas empresas y organizaciones ha ocurrido. La pandemia ha supuesto un duro golpe para negocios que se basaban en la presencialidad para relacionarse con su cliente. El consumidor también se ha visto obligado a cambiar sus hábitos, y al final, entre unos y otros, ha resultado que la digitalización que veníamos observando en los últimos años ha pegado un acelerón, y ya no hay vuelta atrás.
Casi la mitad de las pequeñas y medianas empresas en España digitalizaron su negocio durante el confinamiento: creando o mejorando su página web propia, dando protagonismo a sus redes sociales, dinamizando el comercio electrónico, etc.
La digitalización ya no es una opción; es tiempo de ponerse en marcha.
Nuestra vida también ha cambiado
En medio de este contexto, a las personas que formamos ARAS también nos cambió la vida con la pandemia. Quince y diecisiete años en la misma empresa son tiempo suficiente para adquirir conocimientos, experiencia y una cierta visión del negocio; y en la época poscoronavirus, a pesar de que todo son incertidumbres, hemos decidido ponerlo todo al servicio de empresas, organizaciones e instituciones que estén convencidas de seguir avanzando hacia nuevas formas de establecer relaciones con sus clientes.
La pandemia ha supuesto un duro golpe para negocios que se basaban en la presencialidad. Es el momento de buscar nuevas formas de relacionarse con el cliente. Share on X
Creemos que podemos estar a la altura de las necesidades que detectamos en el mercado y confiamos en saber acompañar a las empresas en este camino.
Nos apoyamos en nuestras trayectorias. Pero lo que de verdad nos avala son los resultados de los proyectos que hemos puesto en marcha: facturaciones anuales de cientos de miles de euros, campañas de suscripción con un ROI del 200%, incremento del 6% del engagement en redes sociales, primeras posiciones en Google…
Las personas con las que estamos hablando nos muestran su preocupación por «vender más», «conseguir más suscriptores», «darle un impulso a las donaciones», «tener una página web viva y que dé visibilidad a todas las cosas que hacemos», «hacernos más presentes en redes sociales»… Todo es lo mismo: optimizar todos los canales posibles para llegar al público y obtener rentabilidad para el negocio. Ahí es donde queremos seguir desarrollando nuestras carreras.
Atención específica a la Iglesia
Estamos abiertos y deseando trabajar con cualquier tipo de cliente. Pero prestamos una atención específica a entidades de Iglesia por tres motivos principales:
- Es el sector donde hemos desarrollado la mayor parte de nuestra carrera, y por tanto, tenemos contactos en medios de comunicación, diócesis, congregaciones religiosas, editoriales, ONG, etc.
- Agencias de comunicación y marketing hay muchas, pero muy pocas conocen de verdad los códigos de comunicación y las necesidades de las instituciones católicas, sus objetivos, el público al que se dirigen, la manera de hablarle…
- En los últimos años hemos advertido el interés creciente de estas instituciones por tener una presencia más profesionalizada y aprovechar los nuevos medios para sus objetivos, pero no muchas saben cómo empezar o no pueden gestionar el día.
El nombre y el logo de ARAS
Cuando montamos la agencia, nos llamó la atención positivamente la cantidad de interpretaciones sobre nuestro nombre y nuestro logo. Muchos vieron referencias a una dimensión espiritual:
- Ara = altar donde se celebran ritos religiosos; losa o piedra consagrada, que suele contener reliquias de algún santo; mesa sagrada.
- Pero también «en aras de» = «en interés de».
- ‘Aras’ es la segunda persona del singular del presente de indicativo del verbo ‘arar’, preparar la tierra para la siembra.
- En realidad es una palabra bifronte: leída de derecha a izquierda, es un homenaje a la hija de uno de los socios.
- Pero además «ara» es el nombre que en algunos países de América Latina se le da a aves parleras como el papagayo, la cotorra o el periquito.
De esa acepción de ara como ave vendría la inspiración para el símbolo, el pájaro (o «ruliño», como le llamamos nosotros cariñosamente).
- Muchos han visto en él una representación del Espíritu Santo, la paloma de la paz o un pajarillo con forma de corazón tocando el sol.
- Alguno hasta vio un cáliz y una hostia consagrada.
- Sin duda, es un ave volando, alcanzando una diana, un objetivo.
En eso estamos, alzando el vuelo en pos de un objetivo: ser más felices contribuyendo, desde la comunicación, el marketing y la publicidad, a la felicidad de todos.
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